viernes, 22 de julio de 2011

Un chistorete de muy mal gusto

Entra un homosexual a un super mercado, va a la sección de carnes frías y le dice al encargado

- Quiero un salami así de grande (muestra el tamaño con las manos)

- Muy buen señor ¿se lo corto en rodajas?

- !Claro que no! ¿Qué cree acaso que mi culo es una alcancía?

jueves, 21 de julio de 2011

De muerte sin cesar un alarido


De muerte sin cesar un alarido
fortuito del humano la existencia
y nada puede hacer el ya nacido
cigoto se recibe la sentencia,
entonces velis nolis formas parte
del mundo y solo queda suicidarte.

martes, 12 de julio de 2011

Naturaleza negada o tergiversando a Lévi-Strauss

Tan húmeda la atmósfera sofoca;
natátil el espectro luminoso
un último suspiro desemboca
Tlalticpac y fenece en un sollozo.

Monótonas menudas las alhajas
de Tlaloc y sus fieles servidores
se escuchan cual melódicas sonajas
que arrullan y alimentan a las flores.

El numen, el mancebo mutilado
tapiza con la piel del ocelote
la bóveda celeste y el pecado
es guerra de la cueva y el camote.

Primate que se crée civilizado
¡Descubre tu verdad en este mote!

lunes, 11 de julio de 2011

De arrimones y manoseos en el metro

A veces, solo a veces me acuerdo de aquellos años no tan distantes, en los que asistía de lunes a viernes a la preparatoria. Cada mañana abordaba el metro con dirección universidad en la estación La Raza. En ocaciones tenía oportunidad de caminar hasta la sección exclusiva para damas, sin embargo no siempre corrí con esa suerte.

Dejando de lado las posibles implicaciones morales que puede tener un tema como el acoso sexual a personas en el transporte público, quiero contar mis experiencias -al menos las que recuerdo- con el fin de dejar una cosa en claro: ninguna mujer está contenta siendo víctima de un repentino acoso sexual, aunque muchas de ellas en el fondo terminan por disfrutarlo a causa de la costumbre.

Recuerdo que la primera vez que me acosaron sentí un pánico paralizante. Era como si no creyera lo que en realidad estaba pasando. ¿Cómo es posible que un sujeto completamente desconocido se tome el atrevimiento de entretenerse manualmente con mi parte trasera? No me quedó más que bajarme en la estación siguiente para tranquilizar mis nervios y no llegar a casa completamente sacada de onda.

Luego de esa ocación no me volvió a sorprender nada de lo que ocurriera dentro de un vagón del metro. Constantemente era objeto de manoseos matutinos y arrimones descarados. No miento, llegó a gustarme tanto o más que el sexo en la intimidad. Solo necesitaba un pequeño empujón por parte del mundo para estar segura de mi exhibicionismo.

Sentir como las manos de extraños comenzaban a rozar mis nalgas, primero con suavidad y después con más y más fuerza. Como se abrían camino por debajo de mi falta hasta llegar a mi sexo. Para ese momento yo ya estaba completamente empapada.  Algunos llegaron a penetrarme con los dedos en pleno viaje. Otros se limitaban a masajear mi clítoris con el fin de que sentir mi vagina cada vez más y más húmeda.

Otras veces la posición del acosador solo le permitía frotar contra mi pelvis su miembro viril. Eso me enloquecía. Sentir su potente erección en mi monte de venus me hacía tener ganas de bajarle el cierre, tumbarlo al suelo y montarme sobre el hasta llegar al orgasmo. Sobre decir que nunca me atreví.

Pero lo que más me gustaba de esos días era cuando algunos se tomaban la libertad de sujetar mis manos, bajar su cremallera, hacer a un lado sus canzoncillos y masturbarse con mis dedos hasta eyacular. Siempre que hacían eso me entraban ganas de ponerme de rodillas y succionar rabiosamente su órganos sexuales. Primero los testículos y luego su erecto y duro falo. Tal vez si hubiera estado en el vagón indicado hubiera podido hacerlo mientras el usuario que estaba detrás mío me penetraba sin misericordia.

Algunos de mis acosadores llegaron a pedirme que los viera fuera del metro, un par de veces accedí. Otros se limitaban a esperarme en el andén todos los días. 

No sé -ni me importa- qué habrá sido de ellos. Lo único que puedo decir es que si este país no fuera tan santurrón y pudibundo, se incluiría un vagón de sexo anónimo en todos los trenes de todas las líneas en la cuidad de México. 

Esperemos que ese panorama no sea una mera utopía.

De lo que más me rompe las bolas

Me rompe las bolas

Que los únicos mexicanos con acceso a buenas armas de fuego sean los malditos narcotraficantes.

Que los supermercados tengan una sola caja abierta para pagar impuestos y  servicios.

Tener que tolerar a los repugnantes vendedores ambulantes hasta en los vagones del metro.

Que la televisión abierta censure groserías y desnudos, pero en cambio pongan en horario privilegiado porquerías como Laura, Lo que callamos las mujeres, La rosa de Guadalupe, etc. 

Que en Sky haya decenas de canales dedicados exclusivamente a transmitir la misma bazofia una y otra vez, a veces en idiomas extranjeros.

Que en ciudades aparentemente civilizadas dediquen las autoridades grandes espacios exclusivamente para albergar cadáveres.

Que en varios edificios pertenecientes a un gobierno aparentemente laico, existan altares para rezar a seres imaginarios.

Que  los ambulantes dedicados a vender "artesanías" en el Centro Histórico sean en su mayoría guatemaltecos.

Que los pocos niños superdotados en México sean en realidad una tira de idiotas.

Que esta lista pueda seguir y seguir hasta el infinito, mientras que los años de vida de mi computador son escazos.

domingo, 3 de julio de 2011

Se me safó la canica XD

Esta noche tan húmeda silente,
tan inocua resulta a los sentidos
a tal grado que solo de un demente
me concibo producto de su mente
y me alegra cumplir sus cometidos.