martes, 3 de mayo de 2011


Soñé la mancha de tu brazo izquierdo
y el desconcierto me abordó aquel día,
no sé por qué ha venido ese recuerdo
a perturbar mi frágil armonía.

Decantados tus restos putrefactos
del vaso vitalicio hasta el drenaje,
inertes en la hienda  nuestros pactos...
¡Prosigue en mi memoria tu lenguaje!

Filistea inmoral de la cultura:
¡Aparta tus vulgares hechizuelos,
ingiere tu idiotez y tu amargura!

Que el que reside en los novenos cielos
no autoriza me embriague la locura
y serán sus reprendos tus desvelos.

5 de enero de 2009

Miedos falsos arguyes en tu nombre
inventando defensas sin razón
yo que tanto he estudiado sobre el hombre
no he llegado a entender su corazón.

Cuando antaño mis brazos abrigaban

ese cuerpo perfecto y material,
mis ayeres contigo madrugaban
en el tálamo ardiente marital.

Yo te amé sin medidas ni exigencias,

eras todo para mi prontitud,
el "Tú y Yo" desprovisto de carencias.

¿A qué temes? dice mi juventud

si entre "gloria" y "Tú y Yo" no hay diferencias...
la franqueza no ha sido tu virtud.


1 agosto 2008

domingo, 1 de mayo de 2011

El milusos con vagina: Rehje


Confieso que no soy amante del llamado “cine de arte” o “cine culto”. Si voy al cine sé a lo que me atengo. Voy a malgastar ciento cincuenta pesotes en un filme que será absurdo, extraño, decepcionante y la mayoría de las veces estúpido. Sobra decir que no me aportará nada. En el mejor de los casos convenzo a mi mujer de visitar Cinemex o Lumiere porque me agrada más su servicio. En el peor de los casos tengo que ir a la Cineteca Nacional a perder mi dinero y mi valioso tiempo.

Eso me pasó hace algunos días, en que me sentí interesada por un documental llamado Rehje. Leí una crítica y no pude evitar mencionárselo a mi compañera. ¡Craso error! No tenía idea de cuánto costaba realmente el boleto, porque siempre cargo mi credencial de estudiante. Resulta que cuesta cuarenta nuevos pesos. Sigo sin poder creerlo. ¿Qué clase de persona gasta cuarenta varos en una película rara (que seguramente ni siquiera va a entender) que tiene que apreciar en las pésimas, piojosas y deplorables instalaciones de la Cineteca Nacional? Solamente un snob haría algo así.

Entonces ni modo. No puedo quejarme de la sala en esta ocasión, dado que me tocó la número 6, una muy bonita. Lo único que me reventó las bolas fue no poder subir cómodamente las patas al asiento de adelante, dado que la distancia entre el mío y ese era muy corta.

Pero basta de detalles insignificantes. No sé de cine, creo que no es tan necesario aclararlo. De lo que sé un poco es de los indígenas que tienen que venir a la capital para poder comer. Y lo sé porque vi El mil usos..

Pues imaginen al Mil usos (alias Tránsito) con vagina, dientes inusuales y una cámara siguiéndolo a todas partes. Eso es Rehje. Más un detalle: todo transcurre “en cámara hiperlenta”. El contenido del mentado documental podría habérmelo platicado el encargado de la mísera dulcería en menos de cinco minutos.

Solo me quedo con el narcisismo chilango de ver la línea azul del metro en una pantalla grande.

Definitivamente lo mío no es el cine.

Evita demostrar tu valentía

Contemplo de mi Hortencia los panales
glucosos, refulgentes, infantiles,
se clavan en el alma, los misiles
condúcenme por tíbares astrales.

Reviven los dinámicos candiles
mis criptas con sus luces siderales,
germinan en mi tumba sus rosales,
violetas, cempasúchiles, añiles.

Carente del arnés y del escudo
se rinde la tenaz melancolía
dejando al intelecto sordomudo.

Recuerdo que la nana me decía
"Si quieres en amores ser suertudo
evita demostrar tu valentía".

12/3/2011